Una noche de 1692, el reverendo Robert Kirk decidió tomar el aire fuera de su mansión en Aberfoyle, Escocia. Tenía cuarenta y ocho años y, hasta donde sabemos, una salud de hierro. Vestido solo con su camisola de dormir, se acercó a uno de sus lugares favoritos: una colina encantada -de esas que los irlandeses denominan rath o “castro”- en donde se supone que habita el pueblo de las hadas. De repente, Kirk se derrumbó. Su cuerpo fue llevado a casa y, a su debido tiempo, enterrado en el cementerio de Aberfoyle.
Algún tiempo después, según cuenta la tradición, Kirk se le apareció a un familiar y le pidió que le transmitiera un mensaje a su primo, Graham de Duchray: el reverendo declaró que no estaba muerto, sino que las hadas lo tenían cautivo y anunció que volvería a aparecer en el bautizo de su hijo, nacido después de su presunta muerte. Tan pronto como fuese visto, Graham debía arrojarle un cuchillo, para romper así el hechizo de las hadas y devolverlo a este mundo. Efectivamente, mientras todos estaban sentados a la mesa celebrando el bautizo, Kirk apareció. Sin embargo, su primo Graham, se quedó tan asombrado que olvidó lanzar el cuchillo. Kirk desapareció y no volvió a ser visto nunca más[1].
El cuerpo de tradiciones asociado al mundo de las hadas es muy persistente. La creencia de que Kirk sigue vivo en tierra de hadas se ha mantenido en el tiempo durante siglos. Doscientos años después de los hechos relatados, mientras investigaba para su emblemático libro The Fairy-Faith in Celtic Countries (Oxford, 1911), W.Y. Evans-Wentz, fue informado por la mujer que custodiaba el cementerio de Aberfoley, que la tumba de Kirk solo contenía un ataúd lleno de piedras. Y en relación al propio Kirk, afirmó que había sido conducido a la fuerza al “castro” de las hadas; y mientras lo decía, señalaba la colina cercana.
Más recientemente, en 1943, la folclorista Katharine Briggs conoció en Methven a una joven que había alquilado la antigua mansión de Kirk en Aberfoyle. La joven estaba embarazada, y se mostraba ansiosa por volver a la mansión antes de que naciera su bebé porque, según se contaba, si un bebé nacía y se bautizaba allí, Kirk todavía podría ser liberado del encanto de las hadas, siempre y cuando se arrojara una daga a la que un día fuera su silla[2].
Bajo esta historia, se desliza la insinuación de que Kirk habría pagado el precio de inmiscuirse más de la cuenta en asuntos de hadas. Era el séptimo hijo de un pastor de la Iglesia de Escocia y se sabía que poseía el don de la clarividencia[3]. Pero, además, había realizado un estudio sobre las hadas y sus tradiciones y, un año antes de su muerte, había publicado al respecto un libro pionero titulado The Secret Commonwealth. Cuando W.B. Yeats estaba inmerso en sus propias investigaciones sobre las hadas irlandesas observó que las mujeres mayores eran quienes más versadas estaban en el tema, aunque era difícil inducirlas a hablar sobre el mismo, “dado que las hadas son muy reservadas y les molesta sobremanera que se hable de ellas. Y ¿acaso no se cuentan muchas historias de ancianas que han sido pellizcadas por la hadas casi hasta morir, u obnubiladas por sus estallidos mágicos”?[4] En otra parte resume el mensaje de estos seres: ‘Ten cuidado y no pretendas saber demasiado sobre nosotras”[5].
La idea de que Kirk podría haber sido arrebatado de este mundo por un “estallido”, “caricia” o “golpe” de las hadas, pues, está implícita en esta historia. Otro relato, emplazado en el Condado de Donegal, Irlanda, también pone de relieve la importancia de tales acontecimientos. Neil Coulton estaba recogiendo arándanos con su prima cuando comenzaron a escuchar una música. “Rápidamente, rodeamos unas rocas y allí, a unos cientos de pies, encontramos seis o siete duendes –o hadas- bailando. Cuando nos vieron, una mujer pequeña vestida toda de rojo salió corriendo de entre ellos y golpeó a mi prima en la cara con lo que parecía ser una varita verde. Salimos corriendo lo más rápido que pudimos y, cuando llegamos a casa, mi prima cayó muerta. Mi padre ensilló un caballo y fue a buscar al padre Regan. Cuando el sacerdote llegó, se colocó su estola alrededor del cuello y comenzó a rezar por mi prima, a leer salmos y a golpearla con la estola; de este modo logró traerla de vuelta. Dijo que si no se hubiera agarrado a mi hermano, habría sido arrebatada para siempre[6].
El sacerdote conocía bien la tradición feérica: podemos advertir cómo golpea a la niña con su estola cristiana para deshacer el hechizo del hada, y cuando habla de “arrebatada para siempre” no se refiere a “arrebatada por Dios” (asesinada) sino “arrebatada por las hadas” (secuestrada). Y si bien no es posible un retorno del Otro Mundo cristiano, sí que resulta posible del Otro Mundo pagano. Esta última muerte no es absoluta; más bien se asemeja a una estadía, más o menos prolongada, en el Otro Mundo. La estancia del reverendo Kirk está resultando, por el momento, indefinida; pero la mayoría de los secuestrados finalmente regresan, como lo ilustra esta última -y más alegre- historia. Un minero al que conocemos tan solo como Tom de Bell Island, -en Bahía Conception, Newfoundland, Canadá- describió cómo su amigo Jimmy le había pedido que lo cubriera en el trabajo durante unos diez minutos mientras él desaparecía en el bosque (presumiblemente, en busca de “alivio”). Eran las once de la mañana y Jimmy todavía no había regresado. Durante dos o tres días, se organizaron grupos en su búsqueda y se involucró a la policía. Al tercer día, según Tom, Jimmy reapareció “radiante como una bombilla de luz eléctrica” y afirmó que había estado ausente solo por una hora. Había conocido a “las personas más pequeñas y agradables que cupiese imaginar”, las cuales “tenían comida y cerveza, y bailaban y tocaban el acordeón. Realmente amables, dijo… Sí, señor, fue el único al que las hadas trataron tan bien. Pero la gente siempre lo consideró un poco raro después de eso. Aunque él jurara hasta el día de su muerte que lo que contaba era la verdad. Y, ¿sabe una cosa?, yo le creo”.
NOTAS FINALES
[1] “Introduction” a Kirk, Rev. Robert, The Secret Commonwealth, ed. Stewart Sanderson, Cambridge, 1976).
[2] Bennett, Margaret, ‘Balquidder Revisited…’, en The Good People: New Fairylore Essays, ed. Peter Narvaez, New York and London, 1991, pp.98.
[3] ibid.
[4] Yeats, W.B. (ed.), Fairy and Folk Tales of Ireland, Gerrards Cross, 1973, pp. 4-5.
[5] ibid. p. xvi.
[6] Evans-Wentz, op. cit., p. 73.
Título original: “Taken”. Aparecido en http://harpur.org/x1anomalies.html#Taken
Traducción de Antonio Morales Toro y Nahil El Achrafi.
(Las imágenes usadas en la entrada pertenecen al arte de Joe Querio, Humberto Ramos y Chris Wildgoose)
Esta traducción se ha realizado en el marco del “Proyecto Rivendel: un currículum socioemocional para alumnado con Altas Capacidades”, autorizado por la Consejería de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía en su convocatoria de Proyectos de innovación educativa y desarrollo curricular de 2019.